¿Cuál es la diferencia entre la diabetes tipo 1 y la diabetes tipo 2?
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La diabetes es una enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo, incluyendo a más de 14 millones de mexicanos. Existen dos tipos principales de diabetes: la diabetes tipo 1 y la diabetes tipo 2.
Aunque ambas enfermedades están relacionadas con los niveles altos de azúcar (glucosa) en la sangre, existen diferencias importantes entre ellas. En este artículo examinaremos en profundidad las diferencias entre la diabetes tipo 1 y la tipo 2, sus síntomas, causas, tratamientos y más.
Entender las distinciones clave entre estos dos tipos principales de diabetes es esencial para un correcto diagnóstico, control y tratamiento de la enfermedad. Seguir leyendo para conocer todo lo que necesitas saber sobre las diferencias entre la diabetes tipo 1 y la tipo 2.
La diferencia fundamental entre la diabetes tipo 1 y la tipo 2 tiene que ver con la producción de insulina en el cuerpo. La insulina es una hormona producida por el páncreas que permite que la glucosa de los alimentos pase a las células del cuerpo, donde se usa para obtener energía.
En la diabetes tipo 1, el cuerpo produce muy poca o ninguna insulina. Esto se debe a que el sistema inmunitario ataca y destruye las células beta del páncreas que producen insulina. Como resultado, las personas con diabetes tipo 1 dependen de inyecciones de insulina para controlar sus niveles de glucosa.
En la diabetes tipo 2, el cuerpo resiste los efectos de la insulina o no produce suficiente. Al principio, el páncreas puede producir más insulina para compensar la resistencia, pero con el tiempo pierde esa capacidad. A diferencia de la tipo 1, las personas con diabetes tipo 2 a menudo pueden controlar la enfermedad con dieta, ejercicio y medicamentos orales.
Los dos tipos de diabetes pueden tener síntomas similares en las primeras etapas:
Sin embargo, los síntomas de la diabetes tipo 1 suelen aparecer más rápido, en cuestión de semanas o meses. Los de la tipo 2 se desarrollan gradualmente, por lo que algunas personas no notan los síntomas durante años.
En la diabetes tipo 1 no tratada, los síntomas empeoran rápidamente y se desarrolla cetoacidosis diabética, una condición grave causada por niveles peligrosamente altos de glucosa en la sangre. Esto requiere hospitalización inmediata.
La diabetes tipo 1 puede desarrollarse a cualquier edad, pero aparece con más frecuencia en niños, adolescentes y adultos jóvenes. De hecho, a menudo se la denomina diabetes juvenil o diabetes insulinodependiente.
El pico de aparición se da entre los 4 y los 7 años o en la pubertad.
La diabetes tipo 2 aparece con mayor frecuencia en adultos mayores de 45 años, especialmente aquellos con sobrepeso u obesidad. Sin embargo, debido a las tasas crecientes de obesidad infantil, la tipo 2 se está volviendo más común en niños y adolescentes.
Actualmente no existe una forma comprobada de prevenir la diabetes tipo 1. Los factores de riesgo incluyen antecedentes familiares, exposición a virus y otros factores ambientales que aún no se comprenden por completo.
Sin embargo, la diabetes tipo 2 a menudo se puede prevenir o retrasar adoptando un estilo de vida saludable. Si se mantienen unos hábitos de alimentación saludables y se combinan con una actividad física moderada la mayoría de los días, se puede reducir significativamente el riesgo a largo plazo. Perder peso moderadamente y mantener un peso corporal saludable también puede ayudar si tiene sobrepeso.
Ambos tipos de diabetes se diagnostican mediante análisis de sangre para medir los niveles de glucosa. Un nivel de glucosa en ayunas de 126 mg/dL o superior en dos pruebas separadas indica diabetes.
Otras pruebas que pueden ayudar al diagnóstico incluyen la prueba de tolerancia oral a la glucosa y la prueba de hemoglobina glicosilada (HbA1c). El médico también considerará los síntomas y factores de riesgo.
En personas con síntomas de diabetes tipo 1, se pueden realizar pruebas de anticuerpos para confirmar el diagnóstico. Estas incluyen anticuerpos antiinsulina, anticuerpos antidescarboxilasa del ácido glutámico (GAD), anticuerpos antiinsulina y anticuerpos antitiroideos.
Las personas diagnosticadas de diabetes tipo 1 han de administrarse inyecciones de insulina o bomba de insulina todos los días para controlar sus niveles de glucosa. Deben controlar cuidadosamente su dieta, actividad física y niveles de glucosa en sangre. El trabajo en equipo con médicos y educadores sobre diabetes es esencial.
El tratamiento también puede incluir la insulina basal-bolo, que utiliza tanto insulina de acción prolongada como insulina rápida para cubrir las necesidades basales y de las comidas. Los avances en bombas de insulina y monitores continuos de glucosa benefician enormemente a quienes padecen diabetes tipo 1.
El tratamiento para la diabetes tipo 2 se centra inicialmente en cambios en el estilo de vida, como perder peso, aumentar la actividad física y comer alimentos más saludables. Si estos cambios no logran controlar los niveles de glucosa, se pueden prescribir medicamentos orales como metformina o inyectables como insulina o agonistas del GLP-1.
El control frecuente de los niveles de glucosa, exámenes médicos regulares y educación sobre diabetes son componentes importantes en el tratamiento de la diabetes tipo 2. En algunos casos, se recomienda la cirugía bariátrica. El objetivo es mantener un control glucémico óptimo y prevenir complicaciones.
Tanto la diabetes tipo 1 como la tipo 2 aumentan el riesgo de complicaciones si no se controlan bien los niveles de glucosa. Algunas posibles complicaciones incluyen:
Controlar cuidadosamente la glucosa, la presión arterial y el colesterol puede ayudar a prevenir o retrasar muchas de estas complicaciones.
Las personas con cualquier tipo de diabetes bien controlada pueden llevar vidas largas y saludables. Sin embargo, la diabetes tipo 1 se asocia con una esperanza de vida ligeramente reducida, de aproximadamente una década menos en promedio que quienes no padecen diabetes.
La diabetes tipo 2 mal controlada tiene un impacto mayor en la esperanza de vida, acortándola en 10 años o más. Pero controlar los niveles de glucosa, la presión arterial, el colesterol y otros factores de riesgo cardinales puede prolongar significativamente la vida de quienes padecen diabetes tipo 2.
Aunque la diabetes tipo 1 y la tipo 2 comparten algunas similitudes, existen diferencias clave en cuanto a sus causas, desarrollo, síntomas, tratamiento y factores de riesgo.
La diabetes tipo 1 es una enfermedad autoinmune en la que el cuerpo ataca las células beta productoras de insulina en el páncreas. En cambio, la diabetes tipo 2 se debe principalmente a la resistencia a la insulina y a la incapacidad del cuerpo para producir y usar la insulina de manera efectiva.
La diabetes tipo 1 suele aparecer en la infancia o adolescencia. La tipo 2 generalmente se desarrolla en adultos, aunque cada vez es más frecuente en niños y adolescentes con sobrepeso u obesidad.
Los síntomas de la diabetes tipo 1 aparecen más rápidamente, en cuestión de semanas. Los de la tipo 2 se desarrollan gradualmente con el tiempo.
Las personas con diabetes tipo 1 dependen de la insulina para sobrevivir. La tipo 2 se puede tratar inicialmente con cambios en el estilo de vida, medicamentos orales o inyectables.
La diabetes tipo 1 está determinada genéticamente, mientras que la tipo 2 está más relacionada con el estilo de vida y la obesidad. Tener sobrepeso u obesidad es el principal factor de riesgo modificable para desarrollar diabetes tipo 2.
La diferencia clave es que en la diabetes tipo 1, el cuerpo produce poca o ninguna insulina. En la tipo 2, las células se vuelven resistentes a la insulina o esta resulta insuficiente.
La tipo 1 suele aparecer en niños o adolescentes. La tipo 2 generalmente se presenta en adultos mayores, aunque cada vez más en niños con sobrepeso.
La tipo 1 tiene un componente genético fuerte. La tipo 2 no se hereda directamente, pero la predisposición puede ser hereditaria.
Comparten síntomas como aumento de sed y orina, hambre y fatiga. Pero en la tipo 1 aparecen más rápido y con más gravedad.
Actualmente no se puede prevenir la tipo 1, pero la tipo 2 suele prevenirse con dieta saludable, actividad física y mantener un peso corporal adecuado.
Ambas pueden provocar complicaciones como enfermedades del corazón, riñón, ojos y nervios. Controlar el azúcar en la sangre reduce significativamente estos riesgos.
Con un buen control, las personas con cualquier tipo de diabetes pueden vivir vidas largas y saludables. La tipo 1 controlada tiene un menor impacto en la esperanza de vida.
El nivel de azúcar, también conocido como glucemia, es el nivel de glucosa presente en la sangre. El azúcar proviene de los alimentos que consumimos y es la principal fuente de energía para nuestros cuerpos. Mantener un nivel de azúcar equilibrado es vital para nuestro bienestar general.
La diabetes mellitus se divide en dos subtipos principales, conocidos como mellitus tipo 1 y mellitus tipo 2. La diabetes mellitus tipo 1, o DM1, se produce cuando el sistema inmunológico del cuerpo ataca por error a las células pancreáticas que producen insulina. Mientras que la diabetes mellitus tipo 2, o DM2, es una afección crónica caracterizada por la resistencia a la insulina del cuerpo y la relativa insuficiencia de la producción de insulina.
El diagnóstico de diabetes tipo 1 se establece a través de una serie de pruebas. Estas pueden incluir pruebas de glucosa en sangre en ayunas, pruebas de tolerancia a la glucosa y pruebas de hemoglobina A1C. También se pueden realizar análisis de sangre para detectar anticuerpos autoinmunitarios que a menudo están presentes en personas con diabetes tipo 1.
La diabetes mellitus tipo 2, o DM2, es un trastorno metabólico crónico que afecta la forma en que el cuerpo utiliza la insulina. A diferencia de la diabetes tipo 1, en la cual el cuerpo no produce suficiente insulina, en la diabetes tipo 2 el cuerpo se vuelve resistente a la insulina que produce. Esto significa que las células no pueden usar esta hormona eficientemente para procesar azúcar.
Existen varios factores que pueden incrementar el riesgo de
Aunque existen algunas similitudes entre la diabetes tipo 1 y la tipo 2, son enfermedades distintas con causas y tratamientos diferentes. Entender bien estas diferencias clave es esencial para un diagnóstico y tratamiento adecuados.
Habla con tu médico si presentas síntomas preocupantes de diabetes como sed excesiva, micción frecuente, visión borrosa o fatiga extrema. Un diagnóstico y control precoces son claves para prevenir complicaciones y llevar una vida plena con diabetes.
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