Control de la Diabetes: Cómo mejorar su calidad de vida
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La diabetes es una enfermedad crónica que afecta la forma en que el cuerpo procesa la glucosa. Cuando no se controla bien, la diabetes puede causar complicaciones serias de salud como daño en ojos, riñones, nervios, corazón y vasos sanguíneos.
Pero la buena noticia es que con el tratamiento, control y cuidados adecuados, las personas con diabetes pueden llevar una buena calidad de vida.
La diabetes no controlada puede causar complicaciones serias al dañar ojos (retinopatía diabética), riñones (enfermedad renal), nervios (neuropatía), corazón y vasos sanguíneos . En cambio, llevar niveles de glucosa en sangre dentro de rangos normales es fundamental para prevenir estas complicaciones y tener una mejor calidad de vida en general.
El buen control de glucosa también reduce el riesgo de infecciones recurrentes, ya que elevaciones grandes de azúcar debilitan el sistema inmune. Asimismo, ayuda a prevenir la hipoglucemia, those peligrosas caídas de azúcar en sangre por debajo de 70 mg/dl que pueden producir mareos, confusión mental e incluso convulsiones o pérdida de conocimiento en casos graves.
Tener la glucosa descontrolada causa fatiga crónica e impide que te sientas con energía y bienestar en tu día a día. Además, los altibajos extremos de azúcar en sangre generan estrés, provocan ansiedad, y afectan el estado de ánimo.
La diabetes realmente impacta todo el organismo, así que mantener un buen control es primordial para cuidar tu salud integral y calidad de vida.
Los aspectos claves que conforman la base del tratamiento y cuidado de la diabetes son:
Llevar una alimentación balanceada y saludable acorde a tus necesidades como persona con diabetes es indispensable. Esto implica controlar la cantidad total de carbohidratos ingeridos y elegir carbohidratos complejos de alto valor nutricional provenientes de cereales integrales, legumbres, frutas y verduras.
También se debe incorporar suficiente proteína magra como pescado, ave, huevo o proteínas vegetales, así como grasas saludables de origen vegetal como aguacate, frutos secos y aceite de oliva. Es importante limitar las grasas saturadas provenientes de carnes grasas y lácteos enteros. Y por supuesto, reducir al mínimo los azúcares simples agregados tan dañinos para tu control glucémico . Algunos tipos de dietas, como la mediterránea, han demostrado beneficios en el manejo de la diabetes .
Hacer ejercicio físico regularmente es otro pilar esencial en el cuidado de la diabetes, ya que la actividad física mejora la sensibilidad de tus células a la insulina. Esto ayuda a normalizar el nivel de glucosa en sangre y a reducir la necesidad de consumir medicamentos o inyecciones de insulina.
Realizar actividad física con regularidad también contribuye a bajar la presión arterial, reducir el colesterol LDL “malo” y los triglicéridos, favorecer la pérdida o mantenimiento de peso, aumentar el colesterol HDL “bueno”, y fortalecer músculos y huesos. Todos estos efectos son increíblemente beneficiosos para cualquier persona, pero especialmente para quienes viven con diabetes.
Analizar y llevar registro de tus niveles de glucosa en sangre tanto en ayunas como posprandiales después de las comidas es la única forma de conocer tus valores reales y entender cómo respondes a diferentes ingestas de carbohidratos, dosis de insulina o actividad física.
Esta información es esencial porque permite detectar patrones anormales y facilita que puedas ajustar tu tratamiento junto con tu médico para mejorar el control de tu diabetes.
Tal como mencionamos antes, hacer ejercicio mejora la efectividad de la insulina para introducir glucosa dentro de las células. Por lo tanto, si incorporas actividad física regular a tu plan de cuidados , tus músculos serán capaces de aprovechar mejor la glucosa de la sangre para generar energía. Esto se traduce en niveles más estables y dentro del rango saludable.
Otro gran beneficio es que aumentar tu nivel de actividad física puede hacer que requieras una menor dosis de hipoglucemiantes orales o insulina para controlar tu diabetes . Esto se debe justamente al mejor aprovechamiento de la glucosa para generar energía muscular gracias al ejercicio.
Tu médico seguramente ajustará tu medicación si nota esta mejoría en el control glucémico luego de incrementar tu actividad física. Así reduces los costos en remedios y el trabajo para tu páncreas.
Además del control glucémico en sí mismo, hacer ejercicio reduce otros factores de riesgo cardiovascular que contribuyen al desarrollo de enfermedades coronarias y accidentes cerebrovasculares.
Por ejemplo, varios estudios han demostrado que la actividad física moderada ayuda a bajar la presión arterial en personas hipertensas y pre-hipertensas, lo cual es sumamente relevante ya que la mayoría de pacientes diabéticos también presentan presión arterial elevada.
Asimismo, se ha comprobado que hacer ejercicio mejora los niveles de colesterol HDL “bueno” y reduce los niveles de colesterol LDL “malo” así como triglicéridos. Estos cambios favorables en el perfil lipídico ayudan a desobstruir arterias y prevenir infartos cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Además de lo ya mencionado, incrementar tu nivel de ejercicio regular tiene aún más efectos positivos sobre tu salud cuando vives con diabetes :
Ayuda a controlar tu peso, reduciendo la circunferencia de cintura
Mejora la sensibilidad a la leptina, “hormona de la saciedad” que regula el apetito
Combate la resistencia a la insulina asociada con obesidad abdominal
Reduce el estrés y mejora síntomas de ansiedad y depresión comunes en diabetes
Aumenta sensación de bienestar y energía para mejorar calidad de vida
Fortalece músculos, huesos y articulaciones
Previene caídas y mejora movilidad en adultos mayores con diabetes
Como ves, los beneficios de la actividad física regular para las personas con diabetes son amplísimos, tanto para el control glucémico como la salud general y bienestar.
Para obtener todos los beneficios mencionados, los expertos recomiendan combinar 2 tipos de ejercicio:
1. Aeróbico : como caminar enérgicamente, trotar, nadar, pedalear en bicicleta o elíptica, o aeróbicos. Este tipo de actividad cardiovascular sostenida acelera tu ritmo cardíaco, respiratorio y el metabolismo. Ayuda a bajar de peso, presión arterial alta y colesterol no saludable.
2. De fortalecimiento muscular : comúnmente llamado “strength training”. Implica trabajar contra resistencia usando bandas elásticas, mancuernas, máquinas de pesas o el peso del propio cuerpo para hacer flexiones, sentadillas y ejercicios que fortalezcan músculos claves .
Este fortalecimiento incrementa masa muscular magra, mejora la sensibilidad a la insulina y eleva el metabolismo en reposo para un mejor control glucémico.
Según la Asociación Americana de Diabetes (ADA), para obtener beneficios en salud cardiovascular y control glucémico se sugiere acumular un mínimo de 150 minutos por semana de actividad física aeróbica a intensidad moderada.
Esto puede lograrse haciendo 30 minutos durante 5 días a la semana, o bien 50 minutos en 3 ocasiones semanales, por ejemplo.
Además de la actividad cardiovascular moderada, la ADA recomienda incorporar sesiones de fortalecimiento muscular 2 o 3 veces por semana , trabajando todos los grandes grupos musculares.
Si eres mayor a 65 años y tienes diabetes, los expertos también sugieren agregar ejercicios de equilibrio y flexibilidad dos o tres veces por semana para prevenir caídas.
En resumen, una excelente meta es:
150 minutos semanales de ejercicio aeróbico moderado
Entrenar resistencia muscular 2-3 veces por semana
Agregar equilibrio y flexibilidad después de los 65 años
Totalmente. La alimentación cumple un papel central en el cuidado de la diabetes, ya que influye poderosamente en tus niveles de glucosa en sangre y factores de riesgo cardiovascular. Llevar una nutrición saludable y balanceada puede hacer una enorme diferencia en tu salud y calidad de vida.
Los principales objetivos nutricionales cuando se vive con diabetes son:
Controlar la cantidad total de carbohidratos consumidos en cada comida y por día. Los carbohidratos se convierten en glucosa y hacen subir el azúcar en sangre.
Dentro de los carbohidratos totales, elegir fuentes complejas de alto valor nutricional como cereales integrales, legumbres, frutas y verduras ricas en fibra. Estos se digieren más gradualmente.
Incorporar buenas fuentes de proteínas magras como pescado, carnes blancas, huevos o proteínas vegetales de soja, legumbres y derivados de soja como tofu o tempeh.
Consumir suficientes grasas saludables de origen vegetal, como aguacate, aceite de oliva, frutos secos y semillas. Estas mejoran el perfil lipídico.
Ingestar alimentos ricos en fibra como cereales integrales, verduras frescas y legumbres. La fibra ayuda a controlar los niveles de glucosa.
Evitar en lo posible los azúcares simples agregados como sacarosa, jarabes o miel, muy dañinos para tus niveles de glucosa.
Limitar también las grasas no saludables como la manteca, grasa vacuna, embutidos y comidas rápidas altas en grasas saturadas y trans.
Es buena idea llevar un registro de tus niveles de glucosa en ayunas y posprandiales (después de comer) para verificar cómo responde tu glucosa sanguínea ante diferentes comidas.
Tus metas nutricionales son mantener la glucosa en ayunas y antes de las comidas entre 70-130 mg/dl. Después de las comidas, lo ideal es que los niveles suban menos de 50 mg sobre el valor basal, sin superar los 180 mg/dl a las 2 horas de comer.
Si notas que algún alimento o comida hace subir excesivamente tu glucosa posprandial, puede ser conveniente reducir la cantidad que consumes de ese plato.
Un buen parámetro es apuntar a que la hemoglobina glicosilada (HbA1c), que refleja el promedio de glucosa en sangre en los últimos 2-3 meses, se mantenga cercana o por abajo de 7%.
Adaptar tu plan de alimentación para lograr estas metas, trabajando en conjunto con un nutricionista, es clave para un control exitoso de tu diabetes.
Medir tus niveles de glucosa en forma regular mediante un medidor portátil es sumamente útil por varias razones:
Permite detectar patrones de altibajos anormales.
Ayuda a entender tu respuesta personal de glucosa ante diferentes comidas y actividad física.
Facilita ajustar medicación o dosis de insulina junto con el médico para mejorar control.
Alertar ante un episodio peligroso de hipoglucemia.
Evaluar eficacia de cambios en el estilo de vida.
Como herramienta educativa para conocer mejor el efecto de la diabetes en tu cuerpo.
Así que monitorear tus valores de glucosa tanto en ayunas como posprandiales luego del desayuno, almuerzo o cena sirve para recopilar datos que son esenciales para el manejo activo de tu tratamiento y adecuarlo para lograr metas terapéuticas .
Si tienes diabetes tipo 2 y solo tomas medicamentos orales hipoglucemiantes pero no insulina, puede ser suficiente con analizar la glucosa capilar algunos días a la semana .
Por ejemplo, algunas guías recomiendan medir los niveles en ayunas al menos 3 veces a la semana, y la glucosa posprandial 1-2 horas después de las principales comidas también algunos días semanales, especialmente cuando pruebas platos nuevos.
Si tienes diabetes tipo 2 y te inyectas insulina, necesitas intensificar el auto-monitoreo de glucosa para prevenir tanto episodios de hipoglucemia como de hiperglucemia importante.
Generalmente se sugiere analizar la glucosa en ayunas y pre-prandial (antes de las comidas) una o dos veces al día. También controlar los niveles 1-2 horas después de las comidas permite detectar respuestas anormales de hiperglucemia para corregir dosis de insulina.
Es buena idea alternar el horario, midiéndote por ejemplo en ayunas al despertar unos días, y otros días antes de cenar. Lo mismo con los controles posprandiales: un día ver respuesta al desayuno, otro día a almuerzo. Esto da más datos sobre tus variaciones a lo largo del día.
Las personas con diabetes tipo 1 dependen de la insulina para sobrevivir, así que el monitoreo de glucosa en sangre es aún más intensivo. Se recomienda analizar tus niveles:
Antes de inyectar insulina rápida previo a cada comida
1-2 horas después de comer para verificar efecto de insulina
Antes de acostarte y a mitad de la noche para prevenir hipoglucemias
Ocasionalmente a las 3-4 AM cuando el hígado libera más glucosa
En ayunas al despertar y cuando sospeches bajo nivel de glucosa
Siguiendo estas pautas e inyectando la insulina en respuesta a los valores reales de glucosa se logra un buen control metabólico reduciendo tanto episodios de hipo como de hiperglucemia.
Los valores ideales o metas que una persona con diabetes debe intentar alcanzar son:
Glucosa plasmática en ayunas y pre-prandial : entre 70-130 mg/dl
Glucosa posprandrial (después de comer): menos de 180 mg/dl
Esto para ambos tipos de diabetes mellitus. Otros parámetros que se usan para evaluar el control glucémico general son:
Hemoglobina glicosilada HbA1c : indica promedio de glucosa en sangre de los pasados 2-3 meses. La meta es <7%.
Glucosa plasmática promedio : estima el promedio de glucosa durante un período de 3 meses según resultados de monitoreo continuo. La meta es <154 mg/dL.
Lograr mantener tus valores en estos rangos saludables de forma consistente significa un adecuado control de la diabetes . Esto se asocia con enorme reducción del riesgo de padecer temidas complicaciones o comorbilidades asociadas.
El equipo completo requerido para una atención óptima de la diabetes debe incluir:
Médico especialista en endocrinología : será tu médico cabecera para el tratamiento de fondo.
Educador en diabetes : te brindará conocimientos imprescindibles sobre cuidados, alimentación y más.
Nutricionista : para diseñar un plan alimentario personalizado.
Enfermero especializado : capacitado para enseñarte a inyectar insulina y otras técnicas.
Podólogo: te ayudará a prevenir y detectar lesiones en los pies.
Oftalmólogo : evaluará anualmente la retina para prevenir complicaciones.
Trabajar activamente con estos profesionales que se centran en distintos aspectos de cuidado de la diabetes maximiza las probabilidades de éxito controlando la enfermedad.
Además de recibir la información inicial para educarte en el auto-manejo cotidiano de la diabetes, es esencial realizar visitas de control médico regulares cada 3-6 meses con tu endocrinólogo o médico de cabecera.
El chequeo periódico periódico permite:
Evaluar la eficacia del tratamiento actual : analizando los valores actuales de glucosa en sangre, HbA1c, presión arterial y colesterol en tu analítica. Detectar desviaciones.
Ajustar o intensificar el tratamiento farmacológico de ser necesario para mejorar el control: subir dosis de metformina o insulina basal, agregar otro antidiabético oral, antihipertensivo o estatina si aplica.
Actualizar recomendaciones de cuidado y estilo de vida en base a tu realidad particular: adecuar plan de alimentación y actividad física.
Detectar tempranamente el surgimiento de alguna posible complicación para tratarla rápidamente: principio de retinopatía, hipertensión descontrolada, neuropatía diabética en pies, disfunción renal incipiente.
Todo esto permite optimizar el control y prevenir descompensaciones o agravamiento de cuadro clínico, mejorando el pronóstico. Reducir las complicaciones es la clave para vivir bien!
Practicar técnicas de relajación, ejercicios de respiración y meditación puede ayudarte a sobrellevar mejor episodios de ansiedad, angustia o depresión tan comunes en diabetes. En caso necesario, consulta con un psicólogo. Reducir el estrés mejora el control glucémico.
Como ves, poner en práctica todos estos consejos saludables adicionales puede marcar una gran diferencia en cómo te sientes viviendo con diabetes. Valora incorporar aquellos que sean más factibles para vos y necesites.
Generalmente se sugiere analizar la glucosa en ayunas y pre-prandial (antes de las comidas) una o dos veces al día. También controlar los niveles 1-2 horas después de las comidas permite detectar respuestas anormales de hiperglucemia para corregir dosis de insulina.
Es buena idea alternar el horario, midiéndote por ejemplo en ayunas al despertar unos días, y otros días antes de cenar. Lo mismo con los controles posprandiales: un día ver respuesta al desayuno, otro día a almuerzo. Esto da más datos sobre tus variaciones a lo largo del día.
Controlar rigurosamente tus niveles de glucosa en sangre para mantenerlos dentro de rangos saludables es primordial. Esto previene complicaciones y problemas de salud a futuro.
Seguir una alimentación balanceada, controlando las porciones de carbohidratos y azúcares, incorporando proteínas magras, grasas saludables y mucha fibra natural.
Realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física aeróbica moderada más entrenamiento de fuerza muscular dos o tres veces por semana.
Tomar los medicamentos o inyectar la insulina tal cual fueron prescriptos por tu médico. Nunca abandones este tratamiento pautado.
Monitorear tus niveles de glucosa en sangre con regularidad, tanto en ayunas como posprandiales, proporciona datos indispensables para adecuar el control.
Trabajar activamente con tu equipo médico multidisciplinario que incluya endocrinólogo, nutricionista, enfermero especializado, podólogo y oftalmólogo para optimizar el cuidado integral de la diabetes.
Revisar pies a diario, realizar exámenes oftalmológicos anuales, dejar el tabaco, dormir bien y reducir el estrés.
Poniendo en práctica todos estos consejos y recomendaciones médicas de forma consistente, es posible llevar una muy buena calidad de vida a pesar de la diabetes. Tu salud y bienestar general mejorarán mucho si logras mantener adecuado control de la enfermedad.